
La práctica diaria de los valores con los que nos identificamos es lo que nos hace ser quiénes somos.
Así es. Inclusive la mayor parte del tiempo y de forma inconsciente, cada día, con nuestro comportamiento y acciones cotidianas, estamos contando a todos, quiénes somos realmente.
En general, podríamos decir, que los valores en nuestra vida son la brújula o guía interior que va marcando las decisiones que tomamos y definiendo las cosas que hacemos. Ellos dan forma a nuestra manera de vivir.
Luego de trabajar muchos años en el área de la educación, con niños, adolescentes y adultos, desde distintas perspectivas de enseñanza y aprendizaje; he llegado a la conclusión que existe un valor global y amplio, aunque a la vez individual, capaz de contener a todos los demás valores de vida. Me refiero al valor de «El Amor».
A pesar de que «El Amor» se conoce más como un sentimiento; en realidad casi sin darnos cuenta, es una expresión que nos distingue como humanos, que se manifiesta de forma global y universal en todo lo que hacemos a través de nuestra «espiritualidad”.
Es entonces, cuando El Amor como «valor», manifestado en nuestras actuaciones diarias, nos identifica y define cómo somos.
Educar en el valor de El Amor, es una de las principales tareas del docente en todo tipo de aulas.
En nuestro próximo post compartiremos ideas de cómo podemos comenzar a educar en valores, por las aulas de infantil y primaria, considerando que en ellos está la fuente y origen de nuestro futuro. De ese futuro deseado por todos, lleno de conocimiento, de conciencia de lo que somos y manantial de felicidad.
Como siempre, les invito a dejar sus comentarios y reflexiones, así como plantearnos temáticas de interés para tratar en nuestras próximas publicaciones.