
Pertenecí a un sistema educativo, de letras, con filosofía y ética; dos materias, hoy en día, cuestionadas en los planes de estudios de España. Te cuento esto para que me entiendas.
Un artículo reciente de Javier Marías, en el País Semanal, evidencia mi inquietud interna sobre ciertos comportamientos juveniles y talludos de nuestro tiempo.
Que no sepan, no se expresen y no piensen van en la corriente opuesta de la #ComunicaciónPsicoafectiva que promuevo y trabajo; Sentir-Pensar-Comunicar.
Algo no está yendo del todo bien si, como refleja Marías, “La creación de tarugos es un objetivo indisimulado”. Me preocupa donde estamos pero especialmente hacia dónde nos dirigimos en un barco sin timón ni rumbo fijo.
Según me voy adentrando en la expresión efectiva y afectiva más CONSCIENTE soy de su vital necesidad en nuestros días. Si a comunicar se aprende comunicando a pensar se aprende cuestionando y reflexionando.
Silenciarnos, como individuos y sociedad, será cada vez más fácil si no cambiamos el paradigma y comenzamos a aliarnos con la mente, el corazón y la comunicación.
Alzar la voz mejorando los argumentos es el mejor antídoto contra la morfina libre pensadora que vamos inhalando día a día jóvenes y trabajadores.
El músculo de la mente necesita ser nutrido y desarrollado con ejercicio y práctica a diario para alcanzar su máxima expresión.

Un órgano que no se alimenta se atrofia y muere.
El fortalecimiento, individual y colectivo, que tanto nos promueven, buscamos y anhelamos habita dentro de nosotros esperando que le demos permiso para actuar.
¡Di claramente lo que PIENSAS y SIENTES!
Marta Talavera, periodista y asesora en comunicación.